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Origen y usos del incienso.

El uso del incienso, está documentado por estudios arqueológicos que indican que ya en el Antiguo Egipto era utilizado, como así se ve en los relieves de los Templos de Deir el-Bahari en los que se observan las nubes de humo del incienso. Por tanto, desde hace miles de años el incienso se ha usado para potenciar la espiritualidad y acompañar las oraciones a las divinidades.

Su historia se remonta más allá de la antigüedad. Desde el descubrimiento del fuego, el hombre primitivo se dio cuenta rápidamente de los agradables aromas provenientes de las distintas maderas y hojas quemadas. Muchas plantas producían unos olores únicos y, naturalmente, el hombre recogió y aprovechó estas materias primas para su uso intencional.La evidencia histórica sugiere que el incienso era empleado principalmente para la curación y los ritos religiosos. También se ha utilizado para desinfectar un área del hedor de la enfermedad y la muerte. Aunque no se conservan incensarios anteriores al siglo XII, hay constancia de su uso en la antigüedad judaica, en la egipcia y greco-romana. La Iglesia los adoptó desde los primeros siglos, según consta por documentos históricos y por las representaciones figuradas en frescos y miniaturas de códices de la Alta Edad Media. Los Romanos, también usaron esta resina aromática y fueron ellos quienes nos legaron su nombre, por cuanto incienso proviene de la palabra en latín “incendere” que se puede traducir como encender, quemar y sobre todo, «iluminar».Los primeros incensarios debieron tener la forma de urna con tapa perforada y de las aludidas pinturas se infiere que ya desde el siglo X tomaron forma de globo y debieron manejarse con tres o cuatro cadenillas. Lo cierto es que el incienso está ligado a la historia sagrada desde tiempos remotos. El historiador Antonio Piñero explica que hay cuatro menciones al incienso en el Nuevo Testamento: en el Evangelio de Mateo (la adoración de los Reyes Magos), en el de Lucas, en la Epístola a los Hebreos y en el Apocalipsis. El especialista aclara que, salvo la de los Reyes Magos de Mateo, las demás se refieren a la liturgia hebrea. En este sentido,Piñero detalla que “en la liturgia hebrea el incienso se utiliza para perfumar el altar de los sacrificios y lograr que la ofrenda sea de grato olor para Yahvé”. Por su parte, la iglesia católica utiliza el incienso en distintos momentos en la celebración de la misa. El Misal Romano sugiere el uso de incienso durante la procesión de entrada y al comienzo de la misa para incensar el altar, en la proclamación del evangelio, en el ofertorio y en la consagración. Durante la Semana Santa, se quema en varias ocasiones a lo largo de la liturgia. Una de las más sobrecogedoras tiene lugar durante los oficios del Jueves Santo. Ese día, el sagrario del altar mayor debe quedar vacío y las formas consagradas se custodian en un sagrario o urna en otro lugar de la iglesia. Esta sustancia es, también, un elemento muy destacado en las procesiones, donde envuelve a las imágenes en una nube de solemnidad y misterio. De hecho, el olor del incienso impregna las calles de muchas ciudades durante las procesiones. Más información: Melilla Cofrade]]>

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