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Profesorado español sin fronteras: Trabajar en Marruecos durante el COVID-19

Alicia Paz Fraile e Isabel Moralejo Vidal son dos mujeres que nos cuentan cómo ha sido vivir trabajando a cientos de kilómetros de su ciudad natal, Melilla, y que hablarán por primera vez sobre cómo ha sido trabajar en Marruecos durante la crisis del COVID-19.

Isabel lleva en Marruecos desde 2018 y Alicia desde 2019, y es que ambas coinciden que trabajar allí ha sido toda una aventura: “Era un reto que tenía en la vida, siempre había querido trabajar en el exterior y tener nuevas experiencias, también me interesaba mucho saber cómo se trabaja en un centro español en el extranjero”.

El círculo familiar y las opiniones de los más allegados suelen ser lo que nos empuja a dar grandes saltos, y es así como lo recuerdan las melillenses: “La familia desde el primer momento se lo tomó muy bien porque nos veían ilusionadas y alegres. A ambas nos apoyan tanto nuestros maridos como nuestros hijos, y eso nos hace muy feliz. Es súper gratificante.”

Sin embargo, no todos los caminos son sencillos de trazar. Cuando les preguntamos a cerca de los prejuicios que existen al hablar de Marruecos, Alicia explica que “Es como que de primeras suelen alarmarse, me preguntaban cosas como “pero qué necesidad tienes” “aquí está tu casa”. A la gente no le atrae el cambiarlo todo por un tipo de experiencia distinta y desconocida, pero a mi sí. A posteriori al verme tan feliz ya reculan un poco más”.

Y es que aprender otro tipo de cultura y vivir el día a día en un país distinto al tuyo puede ser una vivencia inolvidable. Isabel afirma que lo que más le gusta de trabajar allí es “Conocer una cultura diferente, pero también la comida, me encanta”.

Alicia por otro lado afirma que lo que más le llena es “El alumnado, están súper interesados siempre por todo y son muy buenos. Tienen un interés real por aprender, por aprender nuevos idiomas y empaparse de conocimiento”.

La crisis del COVID 19 causó estragos en todo el mundo, por eso nos interesa saber cómo fue lo vivido para las dos melillenses. Isabel cuenta que “Ha sido muy difícil y sigue siéndolo. Las normas sanitarias son muy distintas a las que hay en España, hay muy poca información sobre el COVID. Hay también poca concienciación respecto a la pandemia, de hecho, no mucha gente utiliza mascarilla. Pasas miedo porque estás lejos de todo, de tu casa de tu familia, y encima hay pocos medios de comunicación que te acerquen de manera telemática a España, entonces a penas tenemos noticias. Todo esto lo vivimos con miedo.”

El miedo es una palabra que Alicia utiliza de igual forma para describir su experiencia: “Durante la pandemia fue muy difícil. Los días eran muy largos, las noticias que conseguías ver eran siempre tristes y sin esperanzas, teníamos mucho miedo. Hubo que adaptar nuestro trabajo a una manera online, cosa que nadie nos había enseñado. En resumen, tuvimos que recrearnos en nosotros mismos y tirar para adelante.”

Cuando les preguntamos si recomendarían esta experiencia a un amigo, ambas coinciden: “Sí, completamente. El saber nunca está de más. Somos muy aventureras, nos gustan los retos. Creemos que es una aventura enorme, y más a estas alturas de la vida, donde ambas teníamos un trabajo fijo de hacía muchos años con nuestros compañeros de siempre. Es volver a empezar de cero y forjarlo todo desde un principio, las costumbres, tu modo de vida, las amistades… pero a veces estos cambios son necesarios para crecer y avanzar, por eso lo recomendamos al cien por cien.”

No pudimos evitar comentar con Isabel y Alicia los parecidos que encontrábamos en sus historias con la película de Thelma y Louise, donde dos amigas huyen de su antigua vida para vivir aventuras. Y es que ambas nos cuentan entre risas que “La verdad es que sí, vivir aquí con una amiga de toda la vida ha sido como un reencuentro universitario. Nos conocimos en la carrera, estoy hablando de hace 27 años, ha sido como volver a ser adolescentes. Nos hacemos mucha compañía, cuidamos la una de la otra. No es lo mismo vivirlo sola que acompañada”.

La experiencia y las vivencias ganadas después de estos años trabajando han convertido a las dos melillenses en ejemplos a seguir de fuerza y superación, rompiendo esquemas establecidos y animando a todo el que tenga ganas de embarcarse en una trepidante aventura que lo hagan, ya que en historias como esta según ambas “reside el misterio de la vida, las ganas de cambio. Es al final el motor que nos mueve a los seres humanos: el aprendizaje y conseguir lecciones infinitas”.

*Por Elsa Almendros Moralejo

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