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Jóvenes emprendedores: Charla con la actriz Alejandra Almendros

El que tiene ese espíritu artístico dentro no lo puede callar nunca, y si lo callas pasa como en la canción: “si se calla el cantor, se calla la vida”. A mi el arte me sigue salvando día a día, sin él no podría vivir.”

Alejandra Almendros es una joven actriz que, con 20 años, se encuentra trabajando en diversos proyectos teatrales. Aunque se dedica en cuerpo y alma al arte dramático, Alejandra lo compagina con sus estudios de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid.

Alejandra Almendros Moralejo nació el 14 de marzo del 2001 en Melilla, y es que desde ese momento tiene claro que empezó a interesarse por el mundo del arte: “Yo creo que sé que quiero ser actriz desde que tengo uso de razón, siempre he sido una niña muy sensible a todo incluso a veces un poco fuera de lo normal para la gente de mi edad. Mi vida giraba entorno al arte definitivamente, al final no se trata de que yo dijera un día: “quiero ser artista”, realmente yo siempre lo había querido ser.”

La melillense tiene claro que su pasión viene de largo, incluso recuerda algunos momentos familiares y se emociona cuando trata de describir su pasión: “La canción de Concha Velasco de Mamá quiero ser artista yo me la escuchaba en bucle. El artista se tiene que perfeccionar con técnica y experiencia, por supuesto, pero el que tiene ese espíritu artístico dentro no lo puede callar nunca, y si lo callas pasa como en la canción: “si se calla el cantor se calla la vida”. A mi el arte me sigue salvando día a día, sin él no podría vivir.”

Las palabras de la veinteañera denotan una clara admiración por este arte, sin embargo, ¿es algo que le viene de familia? Alejandra afirma que “No creo que venga de un sitio en concreto, porque además en mi familia son la mayoría de la rama de ciencias. Después de un gran linaje de gente dedicada a las ciencias llegamos mi hermana y yo, que nos empezó a gustar el arte y todo lo que lo envuelve, pero no tuvimos a nadie que nos lo enseñara.”

El sentimiento de incomprensión por parte de las familias con respecto a lo que engloba arte y sobre todo la interpretación, suele ser una actitud o pensamiento bastante generalizado. Sin embargo, la compañía de su hermana mayor hizo que ambas se sintieran acogidas: “A medida que fueron pasando los años, como nos sentíamos un poco incomprendidas con nuestro entorno porque nadie compartía los mismos gustos, nos empezamos a resguardar mucho la una en la otra. Entonces al final esa vena artística yo creo que se ha visto reforzada gracias a mi hermana, porque dicen eso de que, si te rodeas de gente con talento, gente que tiene ese brillo en los ojos por lo que le emociona, al final se contagia.”

Los referentes femeninos en el recorrido laboral de Alejandra han estado siempre muy presentes, de hecho, en sus redes sociales se puede ver que trata el tema del empoderamiento femenino en diversos ámbitos con asiduidad. Le preguntamos a la melillense que cuales podrían ser sus referentes femeninos en la actualidad y afirmó que “Soy un poco intensa, como podréis observar, así que soy la típica que se queda hasta tarde viendo un documental de Nuria Espert. Y así me pasa con muchísimas mujeres que me interesan, desde hace dos años como que tengo fijación por las grandes mujeres del teatro como Concha Velasco, Sara Montiel, Lola Flores, Rocío Jurado, las folclóricas en general. Han creado entre ellas un panorama cultural español mágico y yo las veo como referentes de mujeres empoderadas y rompedoras.”

Uno de los procesos más importantes a la hora de desempeñar un papel suele ser meterse en el personaje. Y es que Alejandra nos explica que “Cuando construyes un personaje, lo creas a raíz de ciertas experiencias vitales personales. Pero a mi lo que más me ilusiona de todo este proceso es el llegar a tu lugar de trabajo y dejar de ser tú para ser el personaje. Estás continuamente aprendiendo cosas sobre la conducta humana, aprendiendo comportamientos y al final compartiendo sentimientos que hacen que luego cuando interpretas lo sientas todo, como si pasaras a ser esa persona.”

Este proceso parece hasta como algo religioso para la actriz: “Meterte en la piel de personas que al final ves en tu día a día como un panadero, un conductor de bus o una chica a la que le han roto el corazón hace que estés más pendiente en tu día a día de los comportamientos reales que tienen esas personas y que puedas llegar a empatizar con ellos.”

Como hemos comentado antes, la melillense empezó a interesarse por el teatro desde una edad muy temprana: “Empecé mi carrera artística con 13 años. Estuve en clases de canto e interpretación, a lo largo de los años he tenido la suerte de poder trabajar en proyectos que me han llenado mucho y que me han hecho crecer como persona.”

Sin embargo, introducirse en el teatro no es una tarea fácil. Alejandra recalca el duro camino que tienen que vivir la mayoría de actores y actrices: “Me gustaría aclarar que no todo es de algodón, evidentemente he trabajado con gente con la que no he congeniado tanto y he hecho proyectos que no me han gustado. Pero sin embargo he tenido otros trabajos que son los que te hacen amar hasta el fondo la profesión y darte cuenta de que nunca puedes abandonar.”

Al preguntarle por el proyecto que más le ha emocionado últimamente, ha afirmado que “Uno de los proyectos más enriquecedores que he hecho ha sido la obra Sale caro señores, ser poeta que fue escrita y dirigida por Alejandra Nogales y Fran Antón. Ha estado creada desde el principio con tanto cariño y amor que hasta me atrevería a decir que me ha cambiado internamente como actriz.”

Retomando la cuestión familiar que comentamos anteriormente, podríamos decir que el hecho de sentirse arropada por su entorno familiar forma parte de un proceso súper importante en la vida de la actriz. A raíz de sus vicisitudes, supo cómo luchar y perseguir su sueño: “El decirle a tu familia de repente quiero dedicarme al teatro y ser artista, por lo general no causa buenas respuestas. A mis padres al principio les horrorizaba la idea, porque estaban básicamente llenos de dudas. Ellos pensaban que como siempre sacaba muy buenas notas pues que sería o médico o enfermera. Pero yo sabía muy bien lo que quería ser y hacer, de hecho, cuanto más me intentaban frenar, más carrerilla cogía yo en el teatro. Cuando tienes tan claro algo como eso, si tu familia te quiere, lo entienden finalmente.”

Alejandra se muestra divertida contando y recordando algunas discusiones familiares por este tema: “Es que yo era muy dramática, recuerdo decirles o me aceptáis o me voy de casa, todo esto con 16 años, una desubicada totalmente” dice entre risas.

“Ellos lo aceptaron y me dejaron que yo me diera los golpes con el mundo sola, porque al final es la única manera de madurar y aprender por uno mismo.”

Crecer a base de infortunios hace que en un futuro tengas otro modo de ver la vida. Cuando le preguntamos a la melillense qué es la vida para ella, respondió que el teatro. “Es el eje de mi vida. Yo todo lo que hago fuera del teatro lo concibo como materia prima que exprimir para posteriormente llevármelo al teatro. Todas las experiencias que yo vivo que son fuera del teatro las siento como un aprendizaje para luego aplicarlo a mi interpretación.”

Como broche final para esta entrevista, comentamos con Alejandra la dura situación del panorama laboral actual: “Ojalá pueda trabajar siempre de esto, pero por desgracia es algo que no se puede saber nunca al cien por cien. Lo que sí sé es que es el trabajo de mis sueños, el de mi vida y aunque yo en un futuro no trabaje de eso, seguiré yendo a ver las obras, seguiré metiéndome en los camerinos y seguiré recordando mis ensayos como lo que más feliz me hizo, me hace y me hará en el mundo.”

Instagram: @alejandraalmendros

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